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RETENCIÓN DE LÍQUIDOS.


Hay veces que a pesar de hacer de todo para mantener la línea y el peso a ralla no conseguimos nuestro propósito, y el efecto es visible tanto en la báscula como en el espejo. Nuestros tobillos, piernas, abdomen y otras zonas del cuerpo están más hinchadas de lo normal y no sabemos a qué se debe. Quizá lo que tenemos es una retención de líquidos.


La retención de líquidos o edema, es uno de los problemas de salud más extendidos, y a veces, no resulta fácil de diagnosticar, debido a la gran cantidad de tejidos en los que se puede producir. Los edemas más frecuentes se producen en los pies y en las piernas, pero también pueden producirse en las manos, brazos, rostro, abdomen y alrededor de los pulmones, entre otros.


Es la hinchazón causada por la acumulación anormal de líquidos en el cuerpo, que se produce cuando existe un desequilibrio entre las fuerzas que regulan el paso de líquidos de una zona a otra. El problema se produce cuando, por algún motivo, el cuerpo no lo hace de forma correcta o existe un exceso de agua, se rompe el equilibrio de nuestro organismo y se produce la retención de líquidos.


Entre los principales síntomas del edema tenemos: aumento de peso inexplicable, hinchazón o sensación de pesadez, aumento de perímetro abdominal, menor flexibilidad en las articulaciones de los brazos y de las piernas, piel brillante, etcétera.


Entre las causas que pueden producir el edema tenemos unas causas físicas u orgánicas como la edad, embarazo, menopausia, obesidad, alteración de los vasos linfáticos, insuficiencia cardiaca, hepática o renal, varices, tumores, insuficiencia venosa, inflamaciones o enfermedades inflamatorias, ciertas actividades físicas, entre las que destacan, permanecer sentado muchas horas o trabajos que obligan a estar muchas horas de pie. Pero existen otras causas, externas, que pueden producir retención de líquidos, como puede ser una mala nutrición, la ingesta de sal, el calor o la humedad alta, una ropa inadecuada demasiado apretada, ciertos medicamentos, etcétera. También existe el edema cíclico idiopático, en el que se produce el problema sin causa conocida.


El objetivo del control del edema es corregir la causa que produce la acumulación de líquidos, ya que en algunos casos puede deberse simplemente por efecto de unos hábitos de vida poco saludables, los cuales debemos cambiar para acabar con este proceso. Por tanto, si su origen es orgánico, debemos ponernos en tratamiento médico y será él quien nos indique las pautas a seguir. Si por el contrario la retención es debida a causas externas, aquí tienes una serie de consejos.


CONSEJOS PARA EVITAR LA RETENCIÓN DE LÍQUIDOS

Sigue una dieta equilibrada y una alimentación saludable y variada. Sigue una dieta baja en sodio. Consume preferentemente alimentos naturales, como frutas, verduras, legumbres, carnes y pescados frescos, ya que la mayor parte del sodio de nuestra alimentación no proviene de la sal de la mesa, sino de los alimentos procesados. Lee las etiquetas de los alimentos y elige aquellos que tengan menor contenido en sodio. En lugar de usar sal común, utiliza hierbas, especias, vinagre, limón y aceites aromatizados para potenciar el sabor de las comidas. Lo mejor es elaborar nosotros mismos las comidas y controlar el proceso de cocción.


Evita salsas comerciales (mostaza, kétchup, mayonesa, salsa rosa, salsa de soja, etcétera), alimentos precocinados, caldos concentrados y comidas rápidas preparadas. Evita las carnes en conserva, carnes rojas, los ahumados, la charcutería, los embutidos, la sobrasada, los patés, las salchichas porque tiene elevadas cantidades de sal y conservantes. Evita los pescados que se presentan en conserva, ahumados y salados. Cuidado con las frutas enlatadas. Restringe el consumo de quesos curados y semicurados y cuidado con las aceitunas y los frutos secos salados, así como pasas, galletitas y aperitivos con sal. También te ayudará incluir en tu dieta cereales como la avena, arroz, legumbres y soja, porque son alimentos ricos en proteínas y aportan poca sal.


Puedes acudir a pedir consejo a un especialista en nutrición, que te ayudará y educará en los hábitos correctos de alimentación. Consúltanos.


Haz ejercicio. El ejercicio físico es siempre un hábito saludable. No es necesario que sea un ejercicio intenso, sólo con caminar un poco cada día ayuda a que los líquidos vuelvan a bombearse al corazón. También puedes nadar o simplemente mover las piernas dentro del agua o dejarlas flotar y moverlas, así como correr, bailar o cualquier actividad que suponga movimiento te beneficiará.


Evita estar de pie durante períodos prolongados o por si su trabajo tienes que estar sentado durante períodos de tiempo muy largos, levántate cada hora para dar un pequeño paseo. También es recomendable que de forma periódica muevas los dedos de los pies. Cuando estés sentado o recostado, coloca la zona afectada en alto.


Descansa. Dormir entre siete u ocho horas diarias y cuidar tu cuerpo con masajes en las piernas y en los pies es muy buena ayuda para reducir la retención de líquidos. Además, lleva ropa cómoda, nada de ropa ajustada, ya que dificulta el retorno venoso. Usa medias de compresión para ayudar a que los líquidos vuelvan al sistema circulatorio.


Bebe agua. Aunque sufras retención de líquidos, intenta beber entre 1.5 y 2 litros de agua al día. Intenta que sea mineral baja en sodio. Verifica en la etiqueta y selecciona las marcas que tengan menos de 50 mg/litro. El consumo de líquidos nos ayudará a mantener nuestro organismo depurado, ya que la ingesta habitual de agua limpiará nuestro cuerpo de impurezas y sustancias que en muchos casos son las responsables de esta retención. Además, nos ayuda a reponer parte de los niveles de sales minerales que el organismo necesita.


No reduzcas la cantidad de agua ni de otros líquidos antes de consultar al médico. Cuanto más bebe más pierde. El mito de que la retención de líquidos es consecuencia del consumo excesivo de agua, es falso. Puedes potenciar este efecto tomando infusiones de efecto diurético (cola de caballo, diente de león, té verde, té rojo, vid roja). Los caldos son también una opción recomendable (puerros, pepino, espárragos frescos). Consulta con tu médico o farmacéutico.


Tratamientos profesionales.

En algunos casos puede ser necesario que el médico prescriba un tratamiento farmacológico con diuréticos, pero suele ser suficiente combinar una dieta adecuada, con aporte adecuado de agua, fitoterapia y correctos hábitos de vida. Si aún con estas medidas el problema no remite, acude a tu médico de cabecera. En cualquier caso, evita auto medicarte o tomar diuréticos no prescritos por el médico.


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